Hablar de la cosmovisión es hablar de nuestra cultura, de nuestras costumbres, de la forma en que  nacemos, vivimos y morimos, en la forma en que convivimos con los demás en la comunidad, en la forma de relacionarnos con la naturaleza, en ser agradecidos y vivir nuestra espiritualidad heredada de nuestros abuelos y abuelas, quienes siempre practicaron sus ritos para la siembra y la cosecha, para pedir la lluvia, para pedir la salud y la paz en la comunidad.

Nuestros ancestros hacían sus ofrendas con oración en los altares hechos con flores, semillas y yerbas que colectaban del campo, después regresaban a sus chozas a almorzar con tortillas calientitas recién salidas del comal y una salsa de chile piquín y un ajo reventado en el molcajete, con unos ejotes de frijol gordo que cosechó en la milpa, después se iban al campo a seguir trabajando preparando la tierra para la siguiente siembra, ellos sabían que la milpa les iba a dar no solo maíz sino también frijol, quelites, calabaza, chiles y jitomates, jícama y camote, de esta forma tenían lo necesario para el consumo familiar; en las orillas sembraban frutales que aprovechaban para calmar la sed y el hambre, mientras llegaba la comida preparada con mucho esmero por la mujer y sus vecinas, a las que invitaban para que participaran de esa convivencia familiar.

El dueño de la parcela invitaba a sus vecinos a realizar las labores de la siembra y la cosecha dándose “mano vuelta”, o sea, que se devolvían los días de trabajo, de esta forma no se pagaban con dinero, sino que se daba de comer a los mozos al medio día, al terminar el jornal tomaban un trago de aguardiente para aliviar el cansancio y convivir un rato contando historias. Para sembrar y cosechar las semillas se debe considerar el ciclo lunar para que la cosecha no se apolille, también es importante sembrar algunas milpas de maíz rojo (tsikat, en náhuatl), se dice que es semilla macho y que cuando hace fuerte viento estas ayudan a que no se caigan las plantas de milpa.

En las familias se acostumbraba recoger toda la basura de la casa, cáscaras de fruta, desperdicio de verduras, ceniza del fogón, olote, totomoxte (hoja de maíz) caña de milpa, abono de monte, etc. Y con esto abonaban el terreno de la siembra, los suelos eran muy fértiles y daban para sembrar dos veces al año, de esta forma se tenía asegurada la alimentación de la familia y podía vender el maíz restante a los vecinos, o hacer intercambio con otros productos en el tianguis los días domingos.

Antes de la siembra, la familia preparaba un chiquihuite con hojas de poxne y, dentro colocaba la semilla de maíz que se remojaba durante unas horas para que brote cuando la depositen en la tierra, el día de la siembra se sacaba la semilla del chiquihuite, colocaban brazas, ponían copal e incensaban la semilla antes de llevarla al terreno de siembra.

El día de la siembra cada mozo llevaba su punzón y un morral con la semilla que iba depositando en la tierra. Antes de iniciar el jornal todos hacían una oración para pedir que brote toda la semilla, que crezca bien, que no la tire el viento y que dé una buena cosecha, pedían permiso a la tierra e iniciaban su labor pero también sabían que había que cuidarla, no dejar que la arranquen los pájaros.

Después le daban 3 limpias, la primera era la labor, la segunda era la media tierra y la tercera era la aterradura, (todo era trabajo con azadón)

Por último se hacía la dobla cuando el maíz ya está recio, así se termina de secar para la pizca.

La cosecha es muy importante hacerla en luna recia, o sea a partir de la luna llena, hombres y mujeres llevan su chiquihuite para cortar la mazorca y algunos llenan y cargan los costales bien repletos de mazorca, al medio día todos cargan su mazorca para ir a comer y a tomar atole de maíz nacido que la casera prepara, cuando terminan de pizcar todos se ponen a desgranar el maíz para pagarle a los mozos.    

Los cargos de servicio comunitario (topakiltekit), como son los Mayordomos, los tenientes de danza, los mayores, los topiles, los comités de capilla, los comités comunitarios de agua, etc. Nuestra cosmovisión son los saberes ancestrales de medicina tradicional y herbolaria, las fiestas patronales con la danza tradicional, las fiestas familiares de bautismo y matrimonio con la música y el baile de Xochipitzáhuatl.

Son las formas de cultivo con abono orgánicos, como es la milpa y el Kuojtakiloyan (producción entre el monte con frutales y flores de ornato).

La organización comunitaria también es parte de la propia filosofía del pueblo masehual, participando en faenas para resolver problemas o necesidades de la comunidad como son el abastecimiento del Agua, apertura o arreglo de caminos, construcción o rehabilitación de capillas o de salones, de escuelas o de espacios recreativos; la celebración de Asambleas Comunitarias para tomar decisiones por consenso o para informar a la comunidad.

Tenemos propias formas de curarnos con hueseras, llamadores, sobadoras, parteras, etc., el conocimiento y aprovechamiento de las plantas medicinales a lo largo de nuestra vida ha sido clave. El respeto a la naturaleza y a los lugares sagrados donde se llevan las ofrendas, el agua, vista como un ser que tiene vida y que es sagrada, cuando ésta se escasea, se hace pedimento de agua con toda la comunidad.

Nuestra alimentación a base de tortillas de maíz acompañadas con frijol, chile, quelites, uaxin, papaloquelite, xocoyolin, chiltatix de ajonjolí y chile, atoles hechos con masa de maíz y piloncillo, dulce de calabaza y de camote, pinole y tintines de maíz tostado, molido y compactado con piloncillo, elaboración de panela en trapiches de madera; animales del campo ahumados y preparados en pipián como es el tejón, el tlacuache, el armadillo o bien, algunas aves como la paloma, la primavera o el papán, o las acamayas y los camarones de río.

Nuestra cosmovisión también se refleja en las viviendas con espacios apropiados para tener una huerta con plantas de ornato, medicinales, quelites, chile, jitomate, frutales y árboles de sombra, y también un gallinero para los pollos y los guajolotes, un pequeño chiquero para un marrano gordo.

Durante las mayordomías, se prepara una bebida exótica hecha con nixtamal martajado y fermentado y una yerba endulzante con piloncillo, es una bebida refrescante que se da a los danzantes.

La conmemoración de nuestros difuntos con altares y ofrendas adornados con flor de chamaki, tepejilote, flor de sempoalxóchit, cresta de gallo y sempiterna, y se colocan todo tipo de tamales, moles y pipián con pollo o guajolote, dulce de calabaza, jícama, naranjas, limas, espinosos hervidos, pan de muerto, florones y pan de huevo.

Nuestra manera de concebir la vida se basa en los valores y en la armonía con la naturaleza y la comunidad.

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