Una herida más abierta que nunca

El secretario de Gobernación afirmó este martes, ante el pleno del Senado de la República, que elementos del Ejército mexicano estuvieron involucrados en la desaparición de los 43 estudiantes. Sí, la institución que hoy se presume desde Palacio Nacional como la de mayor credibilidad, fue partícipe de una tragedia que le duele a México.

Las piezas que estuvieron implicadas en la desaparición de los jóvenes normalistas, poco a poco se han ido descubriendo, pero no porque el gobierno de López Obrador esté dando resultados, sino porque las investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), han hecho públicos sus hallazgos: que elementos de los tres órdenes de gobierno y de la delincuencia organizada estuvieron involucrados.

Las versiones que desde el gobierno federal se han dado se contradicen. Por un lado, Gobernación asegura una complicidad de las fuerzas armadas con grupos delincuenciales y con servidores públicos municipales para la desaparición de los estudiantes. Incluso, argumentaron que se trató de un “crimen de Estado”. Por otro lado, la Fiscalía y el Ejército han tratado de desacreditar esta “verdad”.

Que el secretario de Gobernación haya confirmado que elementos de las fuerzas armadas están involucradas en este crimen, es una muestra más de lo urgente que es fortalecer a los cuerpos policiales civiles de los estados y los municipios. Esta no es la primera vez que elementos de las fuerzas armadas están implicados en una violación a los derechos humanos.

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