¿QUÉ SIGNIFICÓ NOMBRAR LA VIOLENCIA VICARIA?

 

Con amor real y sororidad para mi madre e hija  

 

La violencia vicaria es la violencia póstuma a un cúmulo de amargas experiencias que se viven a través de muchas otras violencias que ya habían venido padeciendo las mujeres a causa de sus parejas o ex parejas como la violencia psicológica, física, sexual, económica, doméstica por decir mencionar algunas.

 

No obstante de ello, el día que se da la separación ahora las mujeres deben padecer el control de sus ex parejas a través de la manipulación y/o la sustracción de sus hijos o cuando la ex pareja se niega o manipula la ley para no hacerse cargo del pago de pensión alimenticia.

 

Miles de mujeres padecieron este tipo de violencia que estuvo  invisibilizada durante tanto tiempo, ya que no tenía nombre, quizá la padecieron nuestras abuelas, madres, hijas, hoy nosotras.

 

Fue la valiente lucha de colectivos y asociaciones de mujeres que hizo posible que el 15 de julio se aprobara por unanimidad para darle nombre a la antesala de la violencia feminicida en el Estado de Puebla.

 

La realidad que estas mujeres vivieron y viven nos exige sentir empatía por todas que desafortunadamente no tuvieron acceso a la justicia a la falta de recursos económicos, de abogados éticos, de jueces imparciales, de apoyo psicológico, de redes de apoyo social, de medios de comunicación que quisieran darles voz, pero la historia reclamó justicia y el día de hoy esta lucha avanza con pasos firmes y mucha sororidad.

Dentro de la violencia vicaria podemos escuchar historias de madres que cuentan los días separadas de sus hijos, años e incluso décadas sin ellos. Tiempo que además va acompañado de indiferencia y silencio debido a que este sistema vulnera de manera significativa a las mujeres.

No existe la oportunidad de maternar segura y libremente, ya que existen casos tan extremos donde es posible que una mujer puede estar muerta en vida. Cuando le quitan lo que por naturaleza,  por psicología y por derecho debería entenderse como una característica intrínseca a la  mujer cuando ésta decide ser madre y la separas de sus hijos.

Es aquí donde las madres sabemos lo que duele la afectación del vínculo materno- filial y lo que origina y constituye la esencia de la perspectiva de género respecto del porqué está ley debe aplicar en beneficio y protección exclusivo de las mujeres, es decir de las madres, por supuesto de sus hijas e hijos que también  padecen las  infancias robadas.

Sonia Vaccaro, ha dedicado años de investigación científica para demostrar el daño y la afectación psicológica de una mujer cuando su pareja tratan  de dañarla, someterla o controlarla haciendo rehenes a sus hijos, donde muchas lamentablemente  llegan al suicidio.

 

Sería una falta de respeto al trabajo científico de la psicóloga argentina, si dijéramos que la violencia vicaria también debe aplicarse a los hombres.

La lucha contra la violencia vicaria esta no es una lucha contra todos los hombres, es un reclamo de justicia ante nuestros violentadores, contra aquellos que perversamente utilizan a nuestros hijos e hijas desde distintas formas y  desde distintos ámbitos para separarlos, aprovechar  su poder económico o político para ejercer miedo, sumisión, control y procedimientos judiciales a modo con tal de evadir su responsabilidades económicas y paternales.

 

El camino para una víctima de violencia vicaria es sumamente desgastante pues a la violencia que padecen hay que sumarles las veces  que sus abogados los abandonan, vendiéndolas a la contraparte, el estrés postraumático, la  ansiedad, la depresión y otros trastornos psicológicos derivados de la constante tensión,  amenazas y exposición con sus violentadores.

Además, del señalamiento de una sociedad que todavía las re victimizan diciéndoles: “tú lo elegiste”, “es tu cruz”, “es el padre de tus hijos , ¡estás loca!”.

Es indudable que los juzgados necesitan urgentemente requieren una efectiva perspectiva de género para poder identificar la delgada línea de la violencia vicaria sin confundirla o irresponsablemente asumirla como algún otro tipo de violencia como sería el caso de la violencia doméstica o simplemente minimizarla por la falta en este país de herramientas efectivas de detención y diagnósticos de trastornos psicológicos derivados de las distintas violencias que pueden padecer las madres y sus hijos ante un escenario como lo implica la violencia vicaria.

Nombrar  la violencia vicaria en la Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del  Estado de Puebla, es dar sentido a la ley para dignificar el cariño de esas miles de madres que no dejaron a sus hijos en la distancia y les han acompañado en la memoria.

Reconocer y nombrar la Violencia Vicaria, nos obliga a construir una red de apoyo para poder vencer el miedo de aquellas madres que padecen constantemente la pesadilla del: “te voy a quitar a tus hijos para que no los vuelvas a ver”, “olvídate de ellos”.

La violencia vicaria destruye y aniquila la oportunidad de vivir una maternidad libre, segura y amada. Además daña y roba infancias. Es una realidad cruel las que hemos padecido violencia vicaria, sin embargo, por la memoria de nuestras abuelas, la fuerza de nuestras madres y por la esperanza de nuestras hijas, hoy debemos redoblar esfuerzos para reconocerla, nombrarla, castigarla y prevenirla.

 

Gracias desde el inicio y hasta el día de hoy a todas las madres y amigas de la colectiva Cam Cai y el Frente Nacional  Contra Violencia Vicaria, que la historia les regale entereza, justicia y sororidad para seguir promoviendo grandes y nobles causas.

 

 

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