Lo que no pudo AMLO y Peña Nieto sí.

Lo que son las cosas: Andrés Manuel López Obrador lleva quejándose lo que va de su sexenio de que el Congreso de la Unión no le quiere aprobar las reformas constitucionales que plantea. Ahora, insiste en una reforma electoral, sin embargo antes fue la reforma en energía y su cantaleta de los neoliberales que dañaron al país como nadie. Bueno, pues dándole razón al Presidente -sólo para no confundirnos de debate-, entonces no comprendemos como a los barones del dinero que fundamentalmente se encuentran en el sector de telecomunicaciones, no los ha tocado ni con el pétalo de una sanción, y ya ni digamos en términos de las exhibiciones populares en las llamadas mañaneras.

Resulta llamativo que TELMEX, TELEVISA y AZTECA -Carlos Slim, Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego- vayan libremente por la vida en una actitud francamente leonina, agresiva y verdaderamente desproporcionada contra los ciudadanos “brindando” sus servicios con abiertos actos rapaces, y que Andrés Manuel no haga absolutamente nada al respecto, ¿no que el pueblo es primero? Las historias comunes son sorprendentes en la calle y lo que comenta el ciudadano de a pie al tratar con estas empresas, y el premio mayor se lo lleva Carlos Slim. Es imposible cancelar sus líneas telefónicas o servicios de internet, por el sistema que todas ellas han creado, con el consentimiento tácito de Andrés Manuel López Obrador.

Todas estas compañías especialmente Telmex, desarrollaron un sistema automático de llamadas en el que el usuario se la vive oprimiendo botones, y entregando información para que lo metan en un torbellino de nunca acabar y regresen al inicio del sistema. Menús, submenús y supuestos levantamientos de reportes, citas para revisar el servicio -que nunca llega- y al final en una de cada diez llamadas algún representante de la compañía perdido en el espacio que logra atender una llamada expresa pretextos infinitos para terminar diciendo que ya se levantó el reporte y que no pueden hacer nada más. Y que tal las llamadas a toda hora del día para vender sus planes de servicio o cobranza. Es decir, el engaño total, la estafa, el acoso y el robo en despoblado, porque ni siquiera cuando uno contrata el servicio atienden en los tiempos y las condiciones que ellos mismos establecen.

Ya no digamos del cobro extra por servicios que repentinamente van aplicando a las facturas mensuales que se vuelve imposible cancelar, con  servicios que  pasan de 400 o 500 pesos a 1500 o 1800, así sin más y sin que se pueda hacer nada para resolver. Pero qué tal cuando dejan de prestar el servicio de manera unilateral y lo siguen cobrando, o cuando se cambia de compañía y continúan los cobros mensuales y además reportan negativamente al usuario en el buró de crédito como sanción, sin que nadie se haga responsable, y con una pretensión de sumisión del ciudadano a la empresa. Por suerte, el buró está limitado a seis meses de deuda y a pesar de que cobran nuevamente el modem o aparato de servicio en 1400 pesos, cuando a las compañías les cuesta menos de 80 pesos por el producto hecho en China. Así la historia termina en que los dueños de dichas empresas se han convertido en los más ricos de México, especialmente en los últimos 30 años.

Claro, ellos afirman que su riqueza es gracias a su habilidad para hacer negocios, y no por la voracidad interminable de someter a un gobierno y a los ciudadanos para que llueve, truene o relampaguee les entreguen mes con mes, con planes falsos, contratos leoninos, maltrato continuo de sus empleados y sobre todo a un oligopolio completamente absurdo. En comparación, la Unión Europea creó una legislación muy ruda, que tuvo como objetivo permitir la entrada a nuevos competidores de talla media y chica, para ampliar la oferta y competencia en beneficio de los usuarios por los eventos que ocurrieron de manera similar hace décadas en aquella región  del planeta.

Irónicamente, el neoliberal Enrique Peña Nieto aprobó una reforma en materia de telecomunicaciones que daba inicio a una fase de reducción de incidencia, decisión e influencia de estas compañías en la vida cotidiana de los ciudadanos, y sobretodo en el poder, lo que ocasionó de una manera férrea se disputara en ese sector una lucha política. Principalmente, porque el niño de Televisa, como fue nombrado Peña Nieto, se había brincado las trancas y una vez electo inició una serie de reformas que comenzarían el reordenamiento del sistema de telecomunicaciones (sin que evidentemente haya terminado) por completo y que provocó furia en las empresas señaladas.

Estas reformas se aprobaron por dos terceras partes del Congreso de la Unión y fueron un ejemplo para el resto de América Latina, además, detonaron un feroz ataque en contra de Enrique Peña Nieto, al que la ineptitud, arrogancia y prepotencia de los responsables de la comunicación social de su gobierno en gran parte abonaron. Hoy, es una lástima que dichas reformas en gran medida han sido convertidas en letra muerta por el actual gobierno, y gracias a eso las empresas hacen lo que se les pega la gana.

Curiosamente, sus directivos José Antonio González Anaya, quien fue ex Secretario de Hacienda, ex Director de Pemex y ex Director del IMSS con Peña Nieto, ahora es el director y responsable de una de ellas (IZZI de Grupo Televisa); Jorge Mendoza y Tristán Canales, ex diputados y senadores del PRI son los operadores de Ricardo Salinas Pliego (TOTALPLAY y Azteca); Mónica Aspe (hija de Pedro Aspe ex Secretario de Hacienda con Salinas de Gortari) en AT&T; y los operadores tradicionales de Carlos Slim (él mismo abogando por sus empresas frente a López Obrador) y el grupo de corporativistas encabezados por Alejandro Cantú en América Movil.

Por lo pronto, la cantaleta de Andrés Manuel López Obrador es la misma de siempre, llena de simulación, y como en pueblo chico tendiendo chismes para evadir los hechos. Atacando como única forma de vida para defenderse de lo profundo, de lo importante, y al final,  la corrupción solo se  cambió de un cajón a otro, porque en realidad jamás será resuelta por López Obrador, al contrario.

Es decir, López Obrador sí es diferente a Peña Nieto y sus colaboradores, porque las discusiones ya no son por encima de la mesa con sus consecuentes dadivas, beneficios o dinero, ahora son por debajo de ella, en el que la autoridad no ve o se hace que no ve, y el particular del negocio con toda libertad avanza.

Del futbol, el deporte mexicano y tantas otras áreas trataremos en otra entrega …

Mientras tanto, que el ciudadano se fastidie y aporte su parte económica para que a pesar de que sus empresas sean tan ineficientes e inservibles como este gobierno, continúen siendo los más ricos de México.  ¿Así quien no se vuelve rico? O ¿En dónde podemos aplicar la mayoría de los mexicanos para tener la misma suerte de estas personas?

Y no es pregunta.

@MarthaGtz

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