Los canarios, son capaces de detectar antes que el ser humano gases tóxicos que ponen en riesgo su vida. Estas aves se utilizaban en las minas, para detectar cualquier riesgo inminente de intoxicaciones y alertar de la necesidad de subir de inmediato a la superficie para evitar desgracias.
Justamente es lo que ocurre este fin de semana en las elecciones internas de Morena, y que debiéramos tomar muy en serio por todas y cada una de las conclusiones que se pueden considerar a partir de hechos verdaderamente vergonzosos para la democracia electoral mexicana.
Hemos señalado que la relación entre representación política, partidos políticos y democracia son indispensables para la salud de una nación, y en dichos términos hemos de reconocer que la democracia mexicana ha ido en franco detrimento.
Existe un desarrollo institucional que ha logrado establecer como obligación la necesidad de renovación de las dirigencias -considerados como Consejos, Congresos o cualquier órgano de decisión dentro de los partidos- que toman las decisiones de mayor relevancia dentro de los mismos: la definición de acceso al poder (candidaturas), y las reglas y procedimientos que se establecen para generar que dichos procesos seanjustos ante la ley.
En el camino hemos observado como el PAN y su simulada democracia (aunque ya es costumbre electoral también declararlos válidos y constitucionales) establecen un órgano élite con varias decenas de “militantes”, que en realidad son una élite que se han anclado al poder por 15 a 20 años que convocan a otros “militantes”, que en realidad son dependientes y uno que otro ciudadano perdido dentro del PAN quienes consideran que eso es democracia, y que votan por ellos en elecciones que requieren entre 20 y 100 votantes por espacio geográfico determinado para ser votados. Este caso puede ser llamado el club VIP de la democracia.
El otro extremo es el del casi extinto PRD, en el que abrieron de par en par las elecciones internas, y que con el uso de programas sociales, dinero, y estructuras de gobierno trasformaron sus elecciones en verdaderos campos de batalla en las que hay muertos, heridos, incendian camiones, secuestran multitudes para que sus candidatos avancen en los cargos para que luego los elijan candidatos.
Los casos típicos de esto se daban en Chiapas (recordemos a Juan Sabines ayudando a Jesús Ortega), Oaxaca, Guerrero, y Ciudad de México, donde es evidente que esas eran las verdaderas elecciones ya que la ciudadanía permanecía refractaria al PRI, y el PAN era solamente simbólico. Recordemos la tolerancia que Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera tuvieron con Mauricio Toledo, Leonel Luna, Víctor Hugo Lobo, Dione Anguiano, para intentar imponerse a través de la fuerza.
O bien las formas del PRI, como en la elección interna para el año 2000 donde Roberto Madrazo y Francisco Labastida se subieron al ring y en su neoporrismo-tecnócrata terminaron de destruir lo que ya pintaba evidente. Así como en otras ocasiones en las que su dirigencia se cierra para convertirse en una especie de PAN-club de juniors, como en el caso de Alito, donde él impone todo.
Pues bien, lo que ahora sucede en Morena puede ser descrito de la siguiente manera: un pensamiento territorial de Andrés Manuel López Obrador que desde que militaba en el PRD afirmaba que lo más importante de la política era estar cerca de la gente, recorriendo en campaña de manera permanente, y reafirmando convicciones. Así, sustituyó miles de millones de propaganda electoral, aseguró una estructura básica y contrarrestaba los rumores o noticias que se le creaban.
Si como candidato a AMLO le resultó importante, como gobernante lo es más, por ello han existido los pasados procesos “democráticos” como la revocación de mandato y el juicio a expresidentes, ó consultas como la del aeropuerto de la Ciudad de México.
Esta es una visión sistemática de la política y tiene sentido, a pesar de que la democracia solo sea una simulación, porque evidentemente en los Estados de la República en muchas ocasiones no se conocen los gobiernos de Morena, y por ende aún siguen en la ruta del enamoramiento y la esperanza, y en los que si los conocen , todos los recursos (al estilo setentero del PRI) son aplicados a raja tabla, y en casos muy específicos también se aplica la persecución, la imposición, y obviamente la vendetta si no se cumple con las instrucciones de los gobernadores. Claro, todo esto bajo el amparo del Presidente de la República y escogiendo a sus candidatos quienes son los mismos o peores de los que ya hemos visto: por la causa revolucionaria.
Sin embargo dichos procesos llegan a los extremos como en la Ciudad de México, donde a nadie por la evidente debilidad que ya transpira Morena realmente le interesa, y por la combinación de todos los vicios que ya he descrito, y que van desde la imposición de juniors como el reiterado caso de Miguel Torruco, hijo del Secretario de Turismo, que nunca en su vida ha pisado una sola casa de un distrito y exige a Participación Ciudadana (del gobierno de la ciudad) que le entregue 500 votos dos días antes de la elección, registrándose tres días antes, hasta las planillas de unidad simuladas que ocurren en varias alcaldías, como por ejemplo en Álvaro Obregón en las que ya ningún militante cree en esas democracias impuestas desde la misma participación ciudadana para que terminen siendo “electos”, los mismos personajes que perdieron en el 2021, a pesar de vivir la luna de miel obradorista en el país.
Lo mismo sucede en el caso de Iztacalco donde Armando Quintero replica las prácticas del PRD acudiendo casa por casa a condicionar el voto intentando imponer a sus familiares. En una combinación de mapachismo, profunda simulación, juniors, que han evidenciado que en la Ciudad de México Morena es ya un partido decadente, sin organización aún con el mandato de no crear mayores problemas de los ya existentes, e intentar incluir a lo que más se pueda en la representación los coordinadores en las alcaldías, el fracaso del proceso ya se siente, con el riesgo además de que la elección entera sea anulada.
El mayor problema que particularmente Morena enfrenta, es que al parecer ninguno de ellos conoce el país, la ciudad, sus condiciones actuales, ni lo que viene como institución y como forma de gobierno. Esto es verdaderamente lamentable, porque si el partido gobernante se comporta así y son ya tan evidentes los signos de crisis, de aquí al 2024 esto será mucho más profundo en otros ámbitos.
Mientras tanto ya comienzan a soplar aires de cambio en la capital del país, y pueden empezar a replicarse al interior de la República.
Y no es pregunta.
@MarthaGtz